Se la define a menudo como la “reina” de los frutos de otoño. Créeme que no faltan razones para ello y no son pocas las culturas a lo largo y ancho del planeta que comparten desde hace siglos, esa perspectiva. Imposible no dedicar espacio a ellas en nuestro blogalimentos.
Almacén de buena salud
Cada una de estas pequeñas uvas es un rico almacén contenedor de numerosos factores de salud, comenzando por los fito-nutrientes entre los que destaco los antioxidantes poli-fenólicos, vitaminas y minerales. Es además una fruta muy versátil, ya que puede ser consumida en forma de fruta fresca de mesa, o como zumo, en conserva o en ensaladas.
Las principales especies de uvas cultivadas en todo el mundo son; híbridos europeas (Vitis vinífera), natural de la Europa mediterránea y Asia central. En menor cantidad se producen en América y Asia:
Datos nutricionales concretos
Los siguientes valores corresponden a 100gramos de uvas frescas
Aporte energético 69 Kcal
Carbohidratos 18 g
Proteínas 0.72 g
Grasa Total 0.16 g
Colesterol 0 mg
Fibra 0.9 g
Vitaminas
Folatos 2 µg
Riboflavina 0.070 mg
Thiamina 0.069 mg
Vitamina A 66 IU
Vitamina C 10.8 mg
Vitamina E 0.19 mg
Vitamina K 14.6 µg
Otros componentes
Sodio 1 mg
Potasio 191 mg
Calcio 10 mg
Hierro 0.36 mg
Magnesio 7 mg
¿Cómo elegirlas?
Las uvas frescas están disponibles al llegar el otoño. Al elegirlas en la tienda, conviene optar por aquellas estén firmes y regordetas en su consistencia, libres de arrugas superficiales, con la piel intacta y sin ningún tipo de cortes o grietas. Observa que estén en buen punto de madurez, firmemente adheridas a su tallo y que éste sea verde y de aspecto saludable. Levanta el montón en el aire y agita suavemente, si son demasiadas las bayas sueltas, no estará realmente en óptimas condiciones.