Hay cuatro clases principales de biomoléculas – hidratos de carbono, proteínas, nucleótidos y lípidos. Los hidratos de carbono o sacáridos, son los más abundantes de los cuatro. Los carbohidratos tienen varias funciones en organismos vivos, incluyendo el transporte de energía, así como componentes estructurales de plantas y artrópodos. Derivados de hidratos de carbono están involucrados activamente en la fertilización, los sistemas inmunitarios, el desarrollo de la enfermedad, coagulación de la sangre y el desarrollo.
Son hidratos de carbono porque el carbono, el oxígeno y el hidrógeno que contienen son generalmente proporcionales para formar el agua con la fórmula general n C (H 2 O) n.
Las cuatro clases principales de biomoléculas son:
Los carbohidratos (sacáridos) – moléculas que consisten en carbono, hidrógeno y átomos de oxígeno. Una fuente principal de alimento y una forma clave de energía para la mayoría de los organismos.
Lípidos (grasas) – moléculas que consisten en carbono, hidrógeno y átomos de oxígeno. Los componentes principales de todas las membranas y células (paredes celulares), moléculas de almacenamiento de alimentos, intermediarios en las vías de señalización, las vitaminas A, D, E y K.
Las proteínas – moléculas que contienen nitrógeno, carbono, hidrógeno y oxígeno. Actúan como catalizadores biológicos (enzimas), forman partes estructurales de los organismos, participan en la señal celular y factores de reconocimiento, y actúan como moléculas de la inmunidad. Las proteínas también pueden ser una fuente de combustible.
Los ácidos nucleicos (nucleótidos) – ADN (ácido desoxirribonucleico) y ARN (ácido ribonucleico). Estas moléculas están involucradas en la información genética, así como en la estructura de formación dentro de las células. Están implicados en el almacenamiento de toda información hereditaria de todos los organismos, así como la conversión de estos datos en proteínas.
